lunes, marzo 31, 2008

Olvido Garcia Valdés, directora del IC de Toulouse despide a una compañera

Olvido García Valdés, directora del IC de Toulouse despide a una compañera.

La noticia aparece publicada en un diario francés: La depeche. Colgamos aquí el enlace de la noticia para que puedan leerla aquellos que hablen francés.

Para los que no dominen la lengua del país vecino, aquí tenéis la traducción:

Profesora de español en el Instituto Cervantes desde 1995, Ana Martínez hizo ayer constatar ante un oficial de justicia que se le prohibía el acceso al aula.

Despedida por teléfono después de 29 contratos temporales

En el Tarn, una empleada consiguió que condenaran a la Poste por haberle realizado 574 contratos temporales en 19 años. Sin aspirar a batir este triste récord, Ana Martínez ha acumulado 29 contratos temporales desde 1995 en el Instituto Cervantes. Sin contrato desde el mes de octubre, ha continuado impartiendo clase. Un mes y un día más tarde, la ley considera que ella tiene un contrato indeterminado. Sólo que antes de ayer, la directora del Instituto, Olvido García Valdés ha comunicado a Ana Martínez su despido por teléfono, desentendiéndose así de todo procedimiento legal. Al mismo tiempo, Ana se enteró de que el Instituto, que ofrece cursos de español y promociona las culturas hispánicas, empleaba a un profesor con contrato indefinido para el mes de septiembre.

Doce años de precariedad

Así pues, ayer por la mañana, a las 9,30, se presentó en el Instituto Cervantes, rue des Chalets, acompañada por el señor Xavier Arnaud, oficial de justicia, para que éste constatara que en adelante tenía prohibido el acceso. A su llegada, numerosos colegas le expresaron su apoyo. En opinión de la mayoría, estas prácticas son habituales en los Institutos Cervantes del mundo entero. “En algunos países, el derecho laboral permite hacer cualquier cosa. En Francia no. Lo que ha sucedido esta mañana no es sorprendente. Se veía venir”, observa uno de ellos.

Para el abogado de Ana Martínez, el señor Alexandre Parra-Bruguière, no se puede aceptar tal acumulación de contratos temporales: “Encima de que se la ha mantenido en la precariedad durante más de doce años, es víctima de un despido abusivo”, dice en conclusión. Dado que no han podido verse con la directora, el abogado y su clienta se han entrevistado con una administradora. Olvido García Valdés reprocha a Ana Martínez el haber abusado del Instituto al no firmar su trigésimo contrato para conseguir un contrato definitivo. El señor Parra-Bruguière exigirá al comienzo de la semana, por correo certificado, la restitución de Ana Martínez a su puesto. Caso contrario, solicitará el consejo de los miembros de la Magistratura del Trabajo.

A pesar de nuestros múltiples requerimientos en persona, por teléfono o por correo electrónico, ayer, Olvido García Valdés nos comunicó que se negaba a dar explicaciones sobre los contratos temporales repetidos en el Instituto, sobre la ausencia de procedimiento para el despido, sobre sus métodos de gestión personal. Algunas personas hablan de acoso, presión, autoritarismo, etc.

Ana Martínez reclama su restitución en el Instituto Cervantes. De lo contrario, su abogado, el señor Alexandre Parra-Bruguière acudirá a la Magistratura del Trabajo.

Foto DDM, Thierry Bordas.

Publicado el 14 de marzo de 2008 a las 09:59 | Autor : Jean-Louis Dubois-Chabert


¡Ser premio de Nacional de Poesía para esto! :(

¡Ánimo, Ana! Estamos contigo.

sábado, marzo 01, 2008

A los profesores colaboradores de Budapest los esconden cuando vienen las visitas

Hace aproximadamente un mes la Sra. Caffarel, directora del Instituto Cervantes, visitó algunos institutos centroeuropeos.

En el IC de Viena se reunió con todos los trabajadores del centro y charló con ellos durante un rato. Algunos profesores colaboradores pudieron hacerle algunas preguntas sobre su situación laboral e incluso tuvieron la oportunidad de entregarle en persona una carta donde se exponía con detalles su difícil e injusta situación. Ella aceptó de buen grado la carta y se comprometió a buscar soluciones.

Tres días antes había visitado también el centro de Budapest, pero en este caso los responsables del mismo decidieron no contar con los profesores colaboradores. A los compañeros de Budapest ni siquiera se les avisó de la visita. Ese viernes la Sra. Caffarel se reunío sólo con los cinco profesores de plantilla, además de con el jefe de estudios, el director, el bibliotecario y el personal de administración. Es decir, sólo fue invitado el 25% del profesorado. El 75% restante fue sencillamente ignorado.

Nos consta que este feo gesto de desprecio a su trabajo no fue idea de la Sra. Caffarel, sino decisión última de los responsables del propio centro. Así lo demuestra el hecho de que en su posterior visita a Viena todos los profesores, contratados y arrendados, pudieran estar presente.
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