
Ramiro Fonte fue un director amable y respetuoso con el trabajo de todos sus profesores. De los colaboradores decía que éramos los que manteníamos el grueso de la actividad académica y que no entendía el porqué de nuestra precaria e injusta situación laboral, mantenida y promovida, contra toda lógica, por el propio Estado. Nos consta que en más de una ocasión así lo comunicó en Madrid. Pero Ramiro Fonte era un poeta, y no un hombre de gestiones. Y así, sus buenas intenciones se perdieron con él. Desde aquí queremos agradecer públicamente su apoyo y enviarle un abrazo a su familia.
Ahora, durante la visita de la Sra. Caffarel, nuestro representante sindical y un grupo de compañeros, aprovechamos para hablar con ella y entregarle una carta donde se recogían las principales necesidades y urgencias que tiene el centro, entre ellas, obviamente, la regulación laboral del 75% del personal docente, que sigue trabajando con contratos mercantiles ilegales, y privados de cualquier tipo de cobertura sanitaria o social.
No se piden contratos indefinidos. Basta con que se regularice la situación y se reconozca el vínculo laboral existente entre el IC y los profesores colaboradores: ¿contratos temporales?, ¿fijos-discontinuos?... Sin duda, habrá que estudiar y discutir las distintas opciones hasta encontrar una solución. Pero, prolongar esta precaria e injusta situación laboral más tiempo sería escurrir la responsabilidad y perpetuar el desprecio hacia nuestra labor como profesores del centro. No hacer nada contra una injusticia, le convierte a uno en cómplice de la misma.